Aquel chico · 1ª parte
Para entender el presente de aquel chico era necesario conocer su pasado. Un pasado que, irónicamente, estaba muy presente.
Era uno de los Hijos del Fracaso: hombres que olvidaron cómo ser niños; niños obligados a ser hombres. Infancias marcadas por luchas constantes… Infancias marcadas por una educación fallida.
Nunca sintieron la frustración producida por el fracaso, pues fracasar no era una opción. Tampoco conocían la recompensa del éxito, puesto que no la había, y cada victoria no era más que el prólogo de la siguiente batalla. Jóvenes viviendo en una travesía constante sobre alambre espino, arrastrándose por el barro hasta la meta. Sin objetivo real, tan sólo hacer lo necesario para sobrevivir de la mejor manera posible. Aprendiendo a vivir con cicatrices que no desaparecerían jamás. Cicatrices que ni siquiera estaban en la piel, sino en un lugar mucho más profundo. Por eso, y en el caso de este hombre en concreto, cuando alguien le hablaba de tristeza relacionándolo con temas banales no sentía otra cosa más que lástima. Para él, era la debilidad en estado puro.
«Tristeza, ¿eh?… No querríais conocer su verdadero significado. Creedme».
La etapa entre la niñez y adolescencia fue un punto clave en su evolución y, lamentablemente, el principio del fin: una familia parcialmente rota; amigos que no llegaban a entender lo grave de la situación y, por tanto, no podían ayudarle; otros se compadecían de él y actuaban de la forma más normal posible; finalmente se encontraban los hipócritas, quienes se atribuían etiquetas que guardaban poca o ninguna relación con su forma de comportarse. Aquellos que hicieron su vida más difícil si cabe. Y es que si algo caracteriza a los humanos es la crueldad… Cinismo. Mentiras. Interés. Traición. Peleas. La lista de sucesos que lo marcaron era extensa y aprendió a base de golpes tanto físicos como mentales. Esto le llevó a ocultar su contexto. Nadie conocería más allá de lo que estuviera dispuesto a mostrar.
Sin embargo, olvidaron que el odio es un río que fluye en dos direcciones…
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