Por amor a… · 2ª parte

Vocación… ¿En cuántas ocasiones a lo largo de nuestra vida habremos escuchado dicha palabra en un contexto u otro en referencia al futuro? Seguramente, más de las que nos gustaría. Y no precisamente por la incertidumbre que pudiera girar en torno a esas charlas o a los incómodos pensamientos producidos al encontrarnos ante un abanico de elecciones en el que descartar, o directamente renunciar, a la mayoría de las opciones… sino por lo desalentadoras de las mismas.

Vocación… originario del latín «vocatio». Un término cuyo significado inicial alude directamente a la «acción de llamar»… Porque es precisamente eso: una entusiasta llamada desde lo más profundo; un reclamo de los sentimientos en su ansia por abandonar el plano de los pensamientos y dar pie a los «hechos»; toda la pasión acumulada en el pecho desbordándose por momentos, buscando ser libre y habitar nuevos lienzos… panacea para los «artistas» en cuanto se olvidan la «autocrítica», puesto que dicha capacidad es fundamental para su proyección personal. Incluso se podría considerar el ingrediente principal: como bien sabéis, es prácticamente imposible cocinar un plato perfecto sin antes elaborar un par en los que sobrara un poco de sal.

Por ello, Athos consideraba ridículas ciertas reivindicaciones, determinadas poses en los que estos autoproclamados «creativos» se las daban de entendidos… O, más bien, de ofendidos. Porque en absoluto se puede tachar de violento al hecho de ser preguntado sobre de qué tienes pensado vivir si te dedicas al arte… Violento y enervante es la alarmante falta de argumento con el cual defenderse. Aferrarse a un cartel cuyo cuestionable mensaje no es suficiente para justificarse. Olvidando lo influyente de la suerte; de a cuánta gente removerás para que estén dispuestos a apoyarte…

Creyéndose merecedores de los frutos del éxito por pleno derecho… Enamorados de ellos, sin duda, mas despreocupados de cuidar las raíces de las que brotan, de lidiar con las espinas y la gran dedicación que esto conlleva: «Pintor que pintas con amor… Aunque, en verdad, careces de sentimiento».

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