Susurro nº001
Ni todo lo escrito es interesante, ni todo lo que está por escribir tiene por qué serlo.
Tan simple como eso… De ahí la gran importancia de impedir que sea el ego quien guíe las palabras a las que, en un futuro próximo, darán forma vuestros lapiceros. Tampoco se le debería permitir definir vuestras letras; ni la línea en la que estas irán. Hablamos de los «dones» y sus virtudes. De las maravillas que estos permiten elaborar… pero, en ocasiones, no es más que una simple casualidad. O un grupo de palabras bien escogidas colocadas en un orden determinado. Incluso un juego en el que se hace uso de la psicología a la hora de narrar, confiando en cómo influirán dichas palabras en la persona centrada en la lectura. Posibilidades hay muchas…
¿Fórmulas? Realmente ninguna.
A veces, invitarán a reflexionar de forma profunda o entretendrán durante breves instantes. Otras, sin embargo, tan sólo producirán indiferencia. Y es que el talento no debería ser acompañamiento para la soberbia sino ir cubierto por un manto de humildad. Porque ciertos textos pueden no ser interesantes… mas no implica que estén mal o que carezcan de calidad. Evitar obsesionarse es esencial dado que un éxito puntual no se traduce en alcanzar la cima. Siempre se trata de algo más: quizás echar raíces; tal vez aprender a volar. Experimentar…
Por ello, es tan importante mantener presente un dogma nada más: «Si en realidad quieres escribir, déjate llevar… ¿Y lo demás? Lo demás no importa, de verdad».
Céntrate en esa página en blanco que pronto no lo será más…
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