Anatomía del deseo · Anotación nº003: Cuerpos
Hasta que dejamos de peregrinar…
Tomamos el tiempo que consideramos necesario para hacer un alto en nuestro camino, parándonos a observar la figura de esa persona tan única como especial que se presenta ante nosotros y cuya mente ha conseguido cautivarnos como otras tantas intentaron sin éxito alguno.
Fijamos nuestra vista en todos y cada uno de los detalles que conforman su silueta. Tratamos de grabar en nuestras retinas incluso aquellos aparentemente menores. Perdiéndonos en el proceso. Admirando cada nuevo descubrimiento. Deseando.
Trazamos una línea imaginaria con los dedos sobre sus curvas, recorriendo punto a punto sin importar lo perfectas o irregulares que sean… Una piel que se eriza al sentir ciertos labios recorriendo con suavidad su cuello. El par de pies que juegan a buscarse entre sí. Varios dedos entrelazados con más y más fuerza a cada segundo que pasa… Cuerpos que impregnan sus esencias el uno al otro.
Respiraciones aceleradas.
Y es en ese mismo instante cuando descubrimos que la suma de dos elementos totalmente independientes da como resultado uno…
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