Anatomía del deseo · Anotación nº002: Manos

Y mientras caminamos, experimentamos… Experimentamos con nuestras manos, entrelazando los dedos con los de otros viajeros salidos a nuestro encuentro por fruto de la casualidad, la suerte, o quizás el destino. Encuentros que nos permiten conocer distintas personas con sus respectivos senderos y metas. Encuentros que en ocasiones terminan con una suave despedida, notando cómo las yemas de las manos de ambos caminantes se recorren entre sí hasta el extremo… Hasta dejar de sentirse justo en el punto en que se bifurca la senda. Desapareciendo de la misma manera en la que llegaron.

Palpamos los pétalos de las flores cuyos tallos son mecidos con suavidad por el viento. Tocamos el óleo impregnado en un lienzo como elemento principal con el que se materializa una obra de arte, esperando que ese gesto sea suficiente para percibir los pensamientos de su creador. Damos cobijo con nuestras palmas a unas mejillas sonrojadas… Rozamos con suavidad unos labios mientras nuestra mirada se pierde en los ojos de a quien le pertenecen.

Pero por encima de todo, ansiamos acariciar cuerpos cuyas mentes mantengan alejada la soledad gracias a su calidez.

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