Anatomía del deseo · Anotación nº009: Corazón

Anatomía del deseo - Anotación nº009 Corazón - Blog - Álex G. Mingorance - Argentum47

Si fuimos capaces de navegar a través de afluentes tan confusos sin ahogarnos en nuestros propios deseos, o mantuvimos el rumbo fijo evitando distraernos con el brillo de aquellas estrellas empeñadas en captar nuestra atención con su lindo y efímero brillo, será prácticamente inevitable soltar el ancla para… Continuar leyendo…

Anatomía del deseo · Anotación nº007: Esquemas

Anatomía del deseo - Anotación nº007 Esquemas - Blog - Álex G. Mingorance - Argentum47

Y en muchas ocasiones, que no en todas, estos finales tienen una razón de ser. Una razón casi primigenia; una prácticamente invisible pese a encontrarse en nuestro presente. En nuestras rutinas diarias… A decir verdad, es una razón cuya existencia impregna muchos de los aspectos fundamentales que conforman… Continuar leyendo…

El precio del deseo · 1ª parte

El precio del deseo - 1ª parte - El diario de Wilhelm Rorschach - Blog - Álex G. Mingorance - Argentum47

Si el amor contase con un génesis, este incluiría obligatoriamente un prólogo cuyo protagonista fuese el interés: interés por ciertas maneras de pensar; interés por una serie de gestos; interés por una mirada, una sonrisa o un cuerpo… No importa el detalle sobre el que enfoquemos dicho interés.… Continuar leyendo…

Aquel chico · 1ª parte

Aquel chico - 1ª parte - El diario de Wilhelm Rorschach - Blog - Álex G. Mingorance - Argentum47

Para entender el presente de aquel chico era necesario conocer su pasado. Un pasado que, irónicamente, estaba muy presente. Era uno de los Hijos del Fracaso: hombres que olvidaron cómo ser niños; niños obligados a ser hombres. Infancias marcadas por luchas constantes… Infancias marcadas por una educación fallida.… Continuar leyendo…

Anatomía del deseo · Anotación nº006: Mentes

Anatomía del deseo - Anotación nº006 Mentes - Blog - Álex G. Mingorance - Argentum47

Cuentos de hadas donde no quedan tiernas miradas ni conversaciones hasta altas horas de la madrugada. Se acabaron aquellos interminables paseos; nunca más se escucharán los «para siempre» salidos sinceramente del corazón; no habrá ramos de flores ni cajas de bombones esperando sobre la cama en el día… Continuar leyendo…